Arévalo

[Noche de Rock]

El último programa lo he empezado dando mi visión sobre el humor viejuno, los límites del humor, la revisión de los chistes viejos con ojos modernos y todo eso que tanto se habla estos días.

Cuando hago un editorial / homilía, siempre me gusta plantearlo en forma de duda, porque estoy abierto a debate... por eso me gustaría confrontar mis opiniones con las vuestras.

Qué pensáis de los chistes viejos?

Ya no se puede hacer humor sobre nada / está bien repensar los chistes de antes, porque a lo mejor no eran graciosos??

A mi me mola el humor negro, cafre, y lo que quieras, pero el contexto también es importante. Pensáis que el humor ha servido para normalizar situaciones de opresión sobre colectivos? Tenemos piel fina ahora, o tienen piel fina la gente que no quiere que se opine sobre sus chistes?

[el panoli optimista]

Pues que son viejos, y como viejos pues es posible que ya no hagan gracia.

No creo en los límites del humor, no le perdono un buen chiste o una risotada a nada (cuando digo nada es nada) pero también creo que si a alguien le molesta un chiste, el que lo cuenta tiene que estar dispuesto a tragarse las críticas y a no lloriquear. Si hemos venido a jugar, juguemos.

[Absento]

Se puede resumir así:



En España tenemos al imbécil de Pablo Motos quejándose en su programa de máxima audiencia de que no hay libertad de expresión mientras se dedica a presionar por detrás para paralizar cualquier intento de chiste sobre su despreciable persona.

Todas las sociedades tienen sus tabúes y líneas rojas. Tradicionalmente los marcan los que mandan, clases dirigentes, religiones y medios, que van dando forma a eso que se llama opinión pública. Y sigue funcionando así, mirad si no el delito contra los sentimientos religiosos o qué te pasa si rapeas contra los Borbones. La diferencia estriba en que antes te podías meter con cualquier minoría o burlarte de cualquier colectivo desfavorecido y no pasaba nada; ojo, ahora tampoco es que te vaya a pasar demasiado, pero gracias a internet esa gente se puede organizar para ponerte colorado y si hay suerte montarte algún pequeño boicot y hacerte perder cuatro duros. Pero todavía tienen los huevos de victimizarse y hablar de cultura de la cancelación (otro buen término para detectar idiotas). Las que les montaron a Monty Python con La vida de Brian o a Scorsese con La última tentación de Cristo sí que fueron buenos intentos de cancelar (lo de Rushdie no cuenta, que eso lo hicieron moros, que son unos fanáticos y tal y tal). Que la gente te llame gilipollas en twitter porque dices gilipolleces no es cancelarte, es la gente usando su libertad de expresión igual que has usado tú la tuya, tolai. Me gustaría conocer a un solo famoso, solo uno, que haya sido realmente cancelado.

Para cerrar el ladrillo, no creo que sea un problema de chistes viejos. Gila o Eugenio eran contemporáneos de Arévalo, y no hacían ese humor facilón con olor a calcetín sudado, e internacionalmente estaban los ya mencionados Python o Les Luthiers. Lo que había era más público al mismo nivel que esos chistes. Ahora estamos en otro sitio como sociedad, y dentro de 25 años estaremos en otro distinto.

[Spoonman]

En casa de mis abuelos había una cinta de Eugenio y otra de Arévalo y con diez años ya me daba cuenta de cuál molaba y cuál era una ranciada, desde la honda preocupación por la corrección política de un habitante de patio de recreo de los primeros noventa.

[guardian]

La verdad es que nunca me hizo mucha gracia ni cuando de crio lo veía en el "1,2,3"·, pero el tipo de humor de muchos de la época eran así, incluso algunos más venerados y respetados. Había otra forma de pensar que, desde luego ahora es totalmente reprobable, pero el contexto de la época era el que era.

[AnHell]

Yo la verdad ds que no puedo poner nada agradable del hombre éste. Cuando trabajaba de camarero hace más de 20 años, venía de forma asidua al restaurante y nos trataba de una forma bastante déspota. Así que pasé de asociarlo con bonitos recuerdos de mi abuelo, cuando ponía la cinta al ir a comprar al pueblo de al lado en el coche, a intentar evitar cualquier contacto visual o verbal con él.